Hoy
necesito abrir el cofre. El que tengo lleno de momentos mágicos, sonrisas y alegrías. Necesito abrirlo porque no me siento bien y,
cuando eso sucede, me olvido de las cosas que me hacen feliz. Me desdibujo, me
pierdo. Mi cofre no es una caja física, sino que está en mi cabeza, son
imágenes y recuerdos que me hacen bien. No soy de retener objetos, no me apego
a lo material, es más, lo material muchas veces me pesa, me incomoda. No suelo guardar fotos antiguas ni pertenencias
de mis antepasados, ni siquiera las mías. Prefiero ir liviana por la vida sin
tanta carga, por eso mi cofre es, digamos, virtual. La primera foto mental que
guardo ahí es cuando nació mi hermano, ese fue el día más feliz de mi niñez
(tal vez de toda mi vida). La segunda es cuando llegué a Inglaterra; no podía
creer que después de haber estudiado literatura inglesa tantos años, estuviera en la casa de William Shakespeare. La tercera cuando me propusieron
matrimonio y abrí la cajita con el anillo. La cuarta cuando, una vez
divorciada, me mudé a mi primer departamento sola; la sensación de
independencia y de poder que sentí en ese momento fue única. Una de mis preferidas es
cuando fui a ver al cine mi primer película traducida, mi primer subtitulado, y
luego de algunos años, cuando "El Señor de los Anillos" ganó el Oscar a mejor
película y me contactaron de New Line Cinema para felicitarme por mi trabajo de
traducción en la trilogía. Después de dos o tres años más, otra perla en mi historia
fue cuando me propusieron dar la comunión en la Iglesia. Sentí que
Dios me elegía para estar más cerca de Él. Y mi vida cambió. Ya más reciente, la
relación con mis alumnos que son todos adultos y se han convertido en mis
amigos y compañeros de vida. Aprendemos y nos divertimos todo el tiempo y ellos
hacen que me sienta realizada como persona. Por último, la creación de este blog
como excusa para volver a escribir. En mi cofre todavía hay mucho lugar que
espero llenar con nuevos momentos: con una pronta mudanza, con una nueva
pareja, un viaje, un libro…ahhhhh, ya me siento mejor. Cierro el cofre y abro
los ojos.
Hoy no hubo té, tampoco libros. Mejor los dejamos para la semana que viene.
El cofre mágico. Y real. Y único. Nunca pierdas la llave, amiga, y si la perdés prometo ayudarte a encontrarla.
ResponderEliminarEn mi cofre también hay una foto de las dos, despeinadas, sonrientes, chiquitas, jugando con la coneja Nicolasa.
Te quiero y te doy un abrazo. Bien fuerte.
Gracias, mi amor, pero la coneja se llamaba Pedra. Te quiero, amiga de mi niñez!
ResponderEliminar¡Y siempre la recuerdo como Nicolasa! ¿De dónde vendrá ese nombre, no? Esa carita de cachetes colorados y orejas de peluche está grabada en mi recuerdo con un nombre diferente. Vaya a saber por qué...
Eliminaridentificada por todos lados, tengo tambien mi cofre. Y cada vez que me pierdo, brota dentro de mi en pinceles y acrilicos, y me pierdo en los colores y las formas.
ResponderEliminarson hermosas tus palabras!
Muchas gracias y gracias por tu visita. Ponete cómoda, es tu casa :)
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