domingo, 23 de septiembre de 2012

Lo de Cocó



“Lo de Cocó” está ubicado en Belgrano R, es todo blanco, muy blanco, excepto por pinceladas de rosa muy pálido salpicadas estratégicamente. La decoración es definitivamente muy Shabby Chic. El té, una vez más, la estrella, si bien en este caso su dueña no prepara los blends sino que los importa de España, el té es sin duda el rey de la casita de muñecas donde me encuentro.

En la pizarra leo “Carrot cake con topping de Philadelphia” y me dan ganas de probarla, pero por el stress de la mudanza ando con el apetito extraviado; tal vez haya quedado todavía por desembalar en el fondo de una de las cajas sin abrir, así que elijo un té con cereza y caramelo. Una golosina, un regalo al paladar. La buena noticia es que está a la venta y uno se puede llevar lo que degustó o nuevas tentaciones como la “Delicia Azteca” que es un blend con cacao. Ya nada me sorprende, los té gourmets no tienen límite. Nunca terminaré de probar todo lo que hay en el mercado, muy por el contrario, seguiré por mucho tiempo más explorando estos sabores que tanto me seducen.

Saco la agenda de la cartera para hacer una lista, pero en esta oportunidad no son cosas que necesito comprar para la casa, sino los nombres de mis próximos invitados. En lo que va de las dos semanas que hace que me mudé pude empezar a reunir algunos amigos y familiares, pero faltan muchos. No sé por qué me exijo tanto, quiero que vengan todos la primera semana pero no se puede.

Miro por la ventana, la primavera estalló de fresias multicolores y mi taza se llenó de rosas. Hoy lo volví a ver. Él no me conoce, pero yo sí. No puedo decir nada más, sólo que su sonrisa me da paz además de ser muy contagiosa y que cuando pienso en él, sonrío yo también. Sé dónde trabaja, si empiezo a extrañar su mirada lo iré a ver con alguna excusa. ¿Le gustará el té?


domingo, 2 de septiembre de 2012

Hogar Dulce Hogar



Abro la lata de té de “Tealosophy” que me estuve reservando para inaugurar mi nuevo departamento. El blend se llama “Green chamomile” y es un té verde ultra liviano con manzanilla, ideal para bajar las revoluciones de a poco. Pongo el agua a calentar y me derrito en mi sillón blanco. Miro a mi alrededor, la casa está silenciosa, todavía no conozco sus ruidos, todavía no me hago a la idea de que es mi nuevo hogar. Cierro los ojos, en mis retinas quedaron imágenes de cajas de cartón, hilo sisal, tijeras. Embalar, desembalar, limpiar, guardar, restaurar, reciclar, donar, tirar. Colocar las cañas en el balcón, plantar los pinos limón en las macetas, encerar las maderas del deck. Colgar la pizarra, las cortinas, los cuadros, amurar respaldos, estantes, dejar todo listo para poder recibir cerca de cuarenta alumnos por semana y que tengan listo el instituto. Y a la vez que sea vivible para mí, mi casita, mi hogar. Fueron unas semanas estresantes, agotadoras, ni siquiera pude escribir en el blog. Toda esa actividad sin dejar de trabajar ni un solo día; escapándome al departamento entre alumno y alumno, vivir cronometrada al segundo recibiendo electricistas, tapiceros, coordinando con mami que fue mi mano derecha en todo este asunto y a quien le estoy tan agradecida. También a papá, quien a pesar de estar tan ocupado, se reservó sus fines de semana para todo tipo de arreglos.

El agua está lista y me sirvo el té. Es un tiempo de nuevos comienzos; sobre mi falda descansa el libro “Tess de los Duberville” de Thomas Hardy, sobre la mesa ratona la primera temporada de “In Therapy” (En Terapia) que me regaló mi hermano para mi cumpleaños. La decisión es sencilla, leeré un ratito hasta que se esconda el sol. Edenor todavía me tiene sin luz así que debo dejar la serie para cuando el medidor esté instalado. ¿Es que alguna vez se termina?

Ah! Me olvidaba, un gracias muy especial a Eugenio, Lucas, Carmen Campomar y Ezequiel Schagas.


Arte: Fabiana Rodríguez Tosti