sábado, 28 de septiembre de 2013

Buddah BA - Casa de Té - Barrio Chino (Wong Kar Wai)

“Reinaba la intranquilidad. Ella, tímida, inclinaba la cabeza para que él se acercase. Pero a él le faltaba valor. Ella dio media vuelta y se alejó.”
In the Mood for Love (Con Ánimo de Amar) del director Wong Kar Wai.


Hoy ando en susurros, como para no despertar a nadie. Cautelosa y tranquila, como una geisha, me deslizo dentro de la casa de té de dimensiones mínimas.

No me preocupa el afuera con su velocidad y sus demandas. Adentro, las  horas se suceden lánguidas, como pintura de Dalí. Tarde de tiempos infinitos como si fueran parte de la película “Con Ánimo de Amar”. Recuerdo cómo me marcó cuando la vi, esa noche supe que mi vida no sería la misma. Esa noche me decidí a estudiar guión de cine, algo inusual para una profesora de inglés. Tres personajes cuentan la historia: él, ella y el silencio; acompañados por una música mezcla de tango y vals, que me atravesó el corazón en cámara lenta.  ¿Cómo olvidar a la Sra. Chen? Nunca vi una mujer más femenina que ella. ¿Será por la forma en que aletea los párpados como mariposa o por cómo sube y baja las escaleras con esa melancolía eterna? Enséñeme, Sra. Chen. Muéstreme cómo se ve la vida desde sus ojos. Aquí, en occidente, la mujer es tan distinta…

Levanto la tapa de la tetera y huelo; hoy la infusión es de jazmín y la mousse es de té verde. Anoche terminé de releer “Orgullo y Prejuicio” de Jane Austen, sin embargo todavía no estoy lista para despedirme de Elizabeth Bennet o del Sr. Darcy. ¿Cómo no extrañarlos si compartí cada segundo de su historia?  ¡Si me embarré en la campiña inglesa, viajé en carreta y asistí a bailes vestida de encaje sólo para estar con ellos! Si no veía la forma de apurar las horas para volver a verlos. Si casi a escondidas, viví semanas enteras con un secreto.



Nunca me gustaron las despedidas, pienso, mientras miro el fondo de la taza vacía. Sólo me queda el consuelo del reencuentro con sabor a déjà vu. Tal vez una tarde cuando el tiempo pase, nos volvamos a cruzar en la biblioteca de casa y todo empiece otra vez, como en la “Invención de Morel”, repitiendo un ciclo que promete ser perpetuo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario